Por qué fingir que soy de hierro, cuando sólo soy un hielo,
que se derrite con un "te quiero" y se hace agua por el "te espero".
Por qué dejarle el olvido al viento, si hasta el aire no lo siento,
lo ahogué con humo de cigarrillo y con una varilla de incienso.
Por qué aparentar rudeza, si en esencia soy sutileza,
mi alma es carencia y mi actuar torpeza.
Por qué seguir pensando, por qué seguir evitando,
si todo se hace recordando y el dolor se va olvidando.